Aunque resulte contradictorio, se ha comprobado que el daño que puede sufrir el gato es mayor cuando menor es la distancia de la que cae. Es decir, la caída tiene peores consecuencias si se produce desde un primer piso que si es desde un 2º ó 3º.
La explicación de este hecho es que cuando el gato nota la aceleración de la caída, adopta una postura encogida con las patas estiradas, que al llegar al suelo le permite amortiguar el efecto del impacto. Si la caída se produce desde un primer piso, el gato no tiene tiempo de adoptar la mencionada postura.
Esta forma de actuar de los gatos ante las caídas de grandes alturas es conocida como el síndrome del gato paracaidista.
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