08-06-1992

Querida mamá:

Hace años que no te escribo,que no sabemos nada la una de la otra, hace también su tiempo que no voy a verte, lo sabes, ¿ verdad? Se que lo entiendes, al igual que entiendes que ahora sí, pronto, podré ir.
Tengo tantas cosas que contarte que no sabría por cual empezar, pero quiero ser breve.

Creo que desconoces que a los 13 me hice mayor, como comprenderás, se armó revuelo en la familia, la niña crecía y era inevitable, pero creo que luego no ha ido tan mal.
Más tarde,acabé la secundaria, me dio pena irme del colegio que habías escogido para mí ,pero hará cosa de 1 año regresé para ver a los profesores, quienes me apoyaron mucho en tu ausencia. El bachillerato se dio bastante bien, tanto, que en la Universidad me encuentro.
Quizá debería estar haciendo Periodismo, siempre fue mi sueño, y la abuela siempre imaginaba que estaría en la tele, ¡que cosas! Pero escogí Filología, y a pesar de alguna que otra crisis de carrera , no me arrepiento del todo, aunque sigo sin encontrarle el valor que me gustaría.

Bueno vale, se que lo estás deseando, te hablaré brevemente de chicos. A mis 20, he sabido mamá lo que es amar y ser amada. De la primera relación no salí muy bien que digamos, pero todo te hace más fuerte. He tenido la suerte de estar junto a una persona maravillosa que me ha querido mucho, y sobretodo, me ha respetado, y fue sincera en todo momento conmigo. A pesar de todo, el recuerdos es bueno, y en el fondo, se que nunca dejaré de quererle, las dos lo sabemos, y, sin rencor, se merece lo mejor.
Creo que el cupo sentimental-amoroso por ahora está cubierto.

Papá…él es otra historia.
Entre tú y yo, no quiere que me haga mayor, y se le escapa de las manos. Se ha culpado de todo durante mucho tiempo,pero yo no podriía hacerlo nunca . Es el mejor padre que puedo tener, aunque a veces sea un poco descuidado. Las dos sabemos que nunca ha sido muy cariñoso, pero se que daría todo por mí , y él sabe que también daría todo por él. Intento cuidarle, a mi manera, siendo quizá demasiado protectora.

Y la abuela… está bien, a sus 91 años como una campeona. Tiene sus achaques, pero guarda una gran paz dentro. Creo que es la persona con mayor bondad que he conocido. Sabe que lo que tenía que hacer en esta vida lo ha hecho, está feliz por ello, y deja una gran familia. El día que ella me falte y esté contigo, se que tendrá muchas cosas que contarte, y la cuidarás bien. A veces, cuando estoy con ella, se me saltan las lágrimas o me pongo algo irascible, pero es el resultado de saber que no estará aquí para siempre.

Para ser la primera carta, creo que vale. No quiero que las lágrimas inunden la pantalla del ordenador. Cuidate mucho.

Te quiere, Laura.